Es el primer crustáceo del que secuencian el genoma, descubriéndose que tiene mayor número de genes que cualquier otro genoma animal que haya sido secuenciado hasta el momento.
La secuenciación del genoma de esta especie la ha llevado a cabo un consorcio en el que participan varias instituciones y fue publicado en la revista Science.
Esta diminuta criatura que se alimenta de algas ha captado la atención de los biólogos desde que se descubrió su habilidad para cambiar de reproducción sexual a otro asexual dependiendo del ecosistema y por sobrevivir a la congelación durante décadas en el fondo de los lagos. La respuesta adaptativa de este crustáceo a niveles sub-letales de uno de contaminantes más importantes; el cadmio, fue motivo de investigación ya en el pasado. Este metal es MUY tóxico para la vida acuática y para el ser humano aunque es muy común. Se consiguió demostrar que este crustáceo se puede adaptar a altos niveles de cadmio mediante una versión de una proteína clave, pero a un alto precio: aunque los individuos resisten altos niveles de este contaminante su éxito reproductor cae notablemente y despues de unas generaciones la continuidad de la población se ve difiicultosa.
Este individuo se esta convirtiendo en un modelo de laboratorio ideal para un nuevo campo del conocimiento: el de la Genómica Ambiental, que pretende comprender cómo el ambiente interactúa con lo genes.
Podría ayudar a administrar los recursos acuaticos, a proteger la salud humana de los productos químicos del ambiente y a comprender cómo nuestros cuerpos responden a estos cambios ambientales.
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